Y la humedad, esa que te cala dentro. 
La humedad, efímera por un momento quizás. 
Furtiva en la gran ciudad, viendo lo increíble pasar se despide de nosotros... 
Pero aparecerá... Siempre aparece entre nosotros la humedad...

No les hacía falta bolígrafo, lápices ni un soporte sobre el que trabajar. La piel era el mejor lienzo o cuartilla. El artista dibujaba figuras con escalofríos que erizaban cada poro de su piel. Entre ocaso y amanecer la sorprendió a ciegas con letras fugaces, pero lo que él no sabía es que se quedarían ahí grabadas para siempre.

Cerró su libro, feliz, sin dejar que nada arrugase ni una sola hoja. Se quedó pensativa por un momento y pensó: No, en este libro, no. Por si acaso alguien le escuchaba lo repitió en voz alta, segura de sí misma y sin que le temblara la voz.

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