A mi reloj ya no le suenan las tripas. No le palpita el corazón, y no es por falta de pilas. No hay que forzar los engranajes o se acabarán rompiendo. Ya sólo puedo ver la hora en la que se paró, y maldita sea...
Llega la vida y te lo dice. Espera. A veces eterna. Llega, pero se va. Te abandona, y vuelve. Ocasionalmente efímera. Intensa. Muy lenta. Quizás no llega nunca... O te atrapa de repente. ...y qué bueno que viniste.
Comentarios