Queridos Reyes Magos:




Su carta comenzó y acabó ahí. Sólo quería escribirlo para parecerse a los demás. Mientras, una frase que había escuchado esa misma tarde retumbaba en su cabeza: No. Este año para mí la Navidad no existe.

Para ella hacía años que no existía. Alguien se la llevó en su maleta. Y ese alguien, se olvidó de recoger las trizas. Dos sorbos más y la noche se dejó caer cual hoja en otoño. Sin prisa pero sin pausa.

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