- Está allí...

El viento le mueve el pelo de manera especial. Mientras cierra los ojos y, en un largo parpadeo, es capaz de distinguir su olor. Una media sonrisa le delata. El viento cesa, y vuelve con fuerza. En ese mismo instante abre los ojos, muy pálida. ¿Qué demonios le habrá susurrado?

- Vámonos. Se hace tarde.

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