¿Causalidad o casualidad?

No nos ampara ley alguna. Quizás el universo se alegra de esas pequeñas cosas que nos unen. Quizás las casualidades que nos dejan un tanto boquiabiertos sean una forma de agradecimiento... Y sea una locura buscar el porqué. Quizás andemos por la delgada línea de una espiral que nos lanza a todas esas cosas que nos han ocurrido, y todas aquellas que están por ocurrir. Una espiral que no parará de girar. Una espiral infinita.

Encontró algo increíble. Estaba sucediendo ante sus ojos. El libro se escribía solo. Por un momento enmudeció y, una vez recuperó el aliento, decidió acomodarse frente al fuego y disfrutar de tal fenómeno. 

Los autores aún se encuentran en paradero desconocido. Lo prefirieron así. Aunque su obra recorriera el mundo entero, ellos serían felices pasando desapercibidos en el rincón más húmedo del lugar.

Todas las noches, cuando la tinta cesaba, se podían distinguir unos trazos que decían:

Colorín colorado, este cuento aún no ha acabado. 

El hombre cerraba el libro con una media sonrisa, con los ojos cristalinos por el sueño, y se abrazaba a él, esperando retomar su lectura al amanecer.

 

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