Desde el precipicio

Ella la llevó allí con el fin de pasar desapercibidas entre los tumultos de malas lenguas. Estaban a solas y se querían. Su amor debía estar a unos cuantos metros del sueño para que fuese más mágico en verdad... y que solo fuera suyo, de nadie más. Nada más llegar, le quitó la venda de los ojos y con sólo una mirada le invitó a a disfrutar del paisaje, único para ambas.
Cuando cayó la venda en sus manos, sus ojos se abrieron como si nunca lo hubieran hecho. Y ciega, de amor, le dijo:

- "Podría hablarte del amor, pero prefiero que lo sientas"

- Fíjate bien. Nosotras estamos aquí, muy alto... Y a nadie se le ocurriría ahora mismo mirar hacia arriba. Nadie ahí abajo conoce nuestra verdad. 

Se miraron, había algo muy dulce que sujetaba sus miradas y no sabría decir qué. Se bes[...]

Se despertó.

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