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Mujer empoderada

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Creo que estoy incubando algo. Soy yo misma. Emerjo. Nazco. Crezco. Creo que me voy a parir a mí misma. Fecundada la idea. Brillante mi luna. Albergo el sol que amanece. Porque yo le doy claridad al día, a la vida, soy el alba. Y amanezco, me elevo, me escondo y en la oscuridad me creo y me destruyo las veces que haga falta. Brillo. Destello. Me permito. Decrezco. Me escondo. Soy cíclica. Abrazo mi poder. Y hago mi siembra. Planto mi semilla. Que fluye hasta las entrañas de la pachamama. Nutre la tierra. Vibran las raíces. Se expanden. Y hasta allí me arrastran. Y me llevan al mismo sitio, me devuelven más allá en un vaivén de olas, calmas y agitadas. Me alejo cada vez más acercándome a quién debo de ser y no soy, ni he sido. A mi verdadera versión incipiente bajo este cascarón. A descubrir mi verdadero sentido en la vida. A la plenitud. A mí yo más profundo. Mi mujer más empoderada. "He andado buscándote durante todo este tiempo..." Y t...
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¿Y por qué no soplamos margaritas en vez de dientes de león? Soplaría huracanes con el deseo de quererme a mí misma más de lo que nadie pudiera hacerlo. Dejando salir con fuerza todas las palabras desde mi interior, olvidándome en cada giro de todo lo que me sacude sin yo quererlo. Desde mis profundidades. Mi sexto chakra. El tercer ojo. El ojo del huracán. Como si la pachamama, tan sabia, augurase lo evidente. Un ciclón en femenino y en plural, disfrutando de cada soplido, despeinando las margaritas y dejándome despeinar a mí también. Olvidaríamos el canto del "me quiere, no me quiere" Por que no cabe duda de quién me quiere más en el mundo. Así no tengo que mutilarle las hojas en cada pregunta ni yo arrancarme la piel de incertidumbre en cada respuesta. Por tu naturaleza curativa muchos corazones se abrazan a tí. Mal amor si arrancan dubitativos tu corona. Aún siendo conocedores de lo evidente. ...Que lo es. Y al menos ambas disfrutamos, con s...

Domingo

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Los domingos están hechos de otra pasta. Para algunos, los domingos, es el día del señor y para otros es un día más de trabajo. Es el día de quedarse un ratito más en la cama, de no poner el despertador... O todo lo contrario. De comer con la familia. O con uno mismo. Un gran banquete. Un tupper a punto de caducar. Es el día más triste de la semana porque mañana es lunes. Para otros, es el mejor día de la semana porque mañana es lunes... Cuestión de perspectiva ;) Es para hacer deberes o ponerse al día. Para retomar ese libro lleno de polvo. Para quitarse las telarañas. Día oficial de la resaca por antonomasia. O de los paseos por el campo. Sobre todo si hace bueno. Y si llueve, chimenea, manta y siesta. Es el día de pensar en nada. Y de la nada, pensar en tí. Es el día del arrepentimiento. De acostarse con el sol o levantarse con él. De sentirse frío. De sentirse bien. Acompañado. Solo. Feliz. Nostálgico.  Es el día de las despedidas. O de los reencue...
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Lo atroz de lo evidente.  Las prisas no son buenas compañeras y pocas veces nos lo recuerdan a voces.  Y te lo dice una calle, cada baldosa, retumba el eco entre sus paredes.  El sol se pone... Y la luna sigue alumbrando el cartel que reza la advertencia.  Cual farola.  

Carta abierta a un ex

Puede ser que haga mucho tiempo que no hablamos, y puede ser que tuviéramos muchas más palabras crudas que dulces que decirnos. En un instante todo se tambaleó. La relación llegó a su momento y tropezamos con esa piedra. Decidimos zanjar de una vez por todas con el dolor, porque ninguno de los dos nos sentíamos bien con esa situación. Pero esa noche nos fue imposible dormir, derramamos alguna que otra lágrima, nos echamos de menos... Y aún estando a unas decenas de kilómetros de distancia, nos pudimos sentir como si estuviéramos a millones. Y la charla del día posterior, si lo podíamos llamar así por no haber podido pegar ni ojo, fue de dudas infinitas. No nos podía haber pasado a nosotros. Era mucho tiempo. Éramos la pareja perfecta. Esto debía tener arreglo, y ¿Por qué no intentarlo?. Pero el amor ya no era el mismo. No teníamos esa inocencia. La herida dolía y mucho, y eso valía más que ponernos a arreglar este desastre. Pero justo en este momento, a en punto queríamos arregla...
Déjame que le diga algo. Dile que sus besos espantaban cualquier mal; que en sus brazos cabe el mundo entero. Dile que la piel de gallina y los escalofríos han malacostumbrado mi piel. Háblale de mis noches, de cómo le recuerdo. Dile que no seré la más guapa, pero que me entregaré a él cada día, en cada oportunidad que nos brinde la vida dándole lo mejor de mí. Que la humedad ha dejado de ser humedad . Coméntale lo solos que se sienten los semáforos. Todo lo que echan de menos ser los testigos de los besos. Dile que yo también los echo en falta... Pero déjale claro que quizás nuestros caminos no estén predestinados a construirse a la par. Que lo asumo. Aunque el corazón me pida a gritos su voz. Su querer. Dile que no puedo callar a tan basto órgano. Pero que, quizás, tenga que acostumbrarme a esto si él lo quiere así. Dile que no encuentro un final que ponerle a nuestra historia. Y que, si nos alejamos, me bastará con rozar sus dedos sin querer y respirar su aroma de v...
En ese día, en esa mañana, en ese imaginario… Próxima estación: Chamartín. Correspondencia con Línea 1 de Metro y Cercanías Renfe. Le encantaba escuchar el barullo del Metro. Sentirse arropada entre las voces o los susurros, el silencio, las historias que viajan de estación en estación: las que te abandonan antes de lo deseado, las que bajan en la misma parada que tú y que persigues hasta saciarte, las que nunca sabrás cómo acabarán… En silencio, miraba a la gente y se sumergía en el vaticinio de sus vidas. El ritmo narrativo viajaba tan rápido como el tren, con pausas, intrigas y acelerones inesperados. Nunca sabía de dónde venían o a dónde iban. Se centraba en ese instante, en esa parte del día que compartía con esas personas. Era como entrar en el mundo cosmopolita de los sentimientos. Siempre estaban los señores de traje y cara gris; los enamorados que le hacían sonreír mientras intentaba recordar el sabor de uno de sus miles de besos; también estaban los preocupad...