Vértigo

Últimamente tengo la extraña sensación de despertarme sin una parte de mí.
Tengo miedo y no sé a qué.
Me siento vacía y rebosante a la vez.
Lo tengo todo y nada.
Me falta mucho y poco.

A veces el silencio es capaz de arrasar con todas las palabras.
Las que no nos dijimos. 
Quizás no nos hemos dicho todavía.
No ha llegado el momento.
O igual, no nos diremos nunca.
Y tarde o temprano,
queramos o no,
nos enredaremos juntos en esta vorágine.
Mía y tuya.

Y al despojarnos,
puede que tengamos que hacer leña de dos corazones caídos.
Será necesario arreglar esta ruina.
Recomponerse o renacer.
Y entonces los arrasados seremos nosotros.

Y lo bueno de hacerse añicos de la emoción, es que es necesario.
Es necesario que la vida se nos caiga al suelo de esta manera,
duela o no,
porque así sabremos qué trozos recoger
y cuáles debemos dejar abandonados para siempre.

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