Quizás, un bonito renacer

Hoy el mejor sitio es mío, pero no encuentro razones para escribir algo grato, con sentido o simplemente con sentimiento. Quizás ya sé porqué aquella chica miraba por la ventana.
No sé si éstos serán mis últimos días en la gran ciudad y quiero exprimirle todo el jugo posible.
Es muy difícil intentar vivir en un lugar mientras mi mente y mi corazón intentan vivir en otro.
Aquí la vida se consume, y hay quien llora o se agobia hasta llegar ese momento y hay quien aprovecha la cuenta atrás. Quién sabe dónde estaremos mañana, aunque yo sepa muy bien donde quiero estar. La tarde sabe a té de mango, y hasta se puede oler el humo de los cigarros y de los recuerdos.

El tiempo aquí pasa despacio, aunque tenga la estúpida sensación de que cruzaré esa puerta y todo empezará a girar de nuevo... Sólo que más rápido, el acelerador se dispara y el vértigo es inevitable. Ahora empiezo a escribir otra vez. Y yo te echaba en cara que habías mermado esta capacidad mía. Qué idiota. Siempre ha estado ahí, yo no he sabido verla, aunque la situación no era la adecuada.
La casa donde vive mi mente es muy pequeña, y ya sabes, a mí el mundo me queda grande. Siempre me ha dado miedo apostar por los grandes cambios, aceptar nuevas situaciones.

Pienso en qué pensarán los transeúntes de esta calle tan mágica... Y me siento sola. Sonrío para adentro, y me reconforta pensar que así no tendré que compartir la cuenta.

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