Prefiero no pensar. Olvidé que es eso de "definir" y pretendo confiar en la mano inocente que se dedica a dibujar mi destino. Aunque a veces se salga del papel, o lo rasgue de tanto apretar... O lo desgaste de tanto borrar por equivocarse en el trazado.
Me empeñé en abrazar demonios que no ardían por mí. Se distancian. Me observan. El hielo también quema.
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