Como el ciego que no quiere ver...
Decisiones. Las decisiones siempre me han parecido cosas de mayores. Pero el tiempo pasa, y un día te miras al espejo y ves a otra persona. El viaje es largo pero la esencia está ahí, no es algo que pueda ignorarse. Renovarse o morir. No puedo despertarme por las mañanas pensando que ya no existes como el que eras, esa decisión no es mía. Toda tuya. Me renuevo, vivo, sonrío buscando esas pequeñas cosas... Pero los sentimientos no se pueden enterrar así como así. Mi corazón late fuerte y muy rojo aunque la ausencia sea tu último estallido y obra final. Se cerró el telón pero la historia sigue viva en los espectadores, que aplauden con ojos llenos de alegría esperando cualquier movimiento, cualquier seña para no abandonar su asiento y volver a la peligrosa rutina. Y sin embargo, esa pequeña niña azul sigue viva. He ahí la magia. Abandoné mi asiento, y aunque muera más veces de las que me renueve... Mantengo la historia viva. Siempre, siempre... En el corazón. No por creer abandonar esos ...