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Mostrando entradas de marzo, 2012

Hasta mi cámara te echa de menos

Las crisis son inevitables. Los tiempos para pensar son eternos. Las prisas nunca fueron buenas compañeras. Las decisiones no siempre son correctas. Cuando aparecen las nubes, el pesimismo está a la orden del día. No siempre los planes salen bien. Las decisiones precipitadas agobian demasiado... Y cuando te das cuenta de todo esto, la esperanza y la alegría comparten tumba. Odio tener la sensación de llegar tarde a todos los sitios.

Quizás, un bonito renacer

Hoy el mejor sitio es mío, pero no encuentro razones para escribir algo grato, con sentido o simplemente con sentimiento. Quizás ya sé porqué aquella chica miraba por la ventana. No sé si éstos serán mis últimos días en la gran ciudad y quiero exprimirle todo el jugo posible. Es muy difícil intentar vivir en un lugar mientras mi mente y mi corazón intentan vivir en otro. Aquí la vida se consume, y hay quien llora o se agobia hasta llegar ese momento y hay quien aprovecha la cuenta atrás. Quién sabe dónde estaremos mañana, aunque yo sepa muy bien donde quiero estar. La tarde sabe a té de mango, y hasta se puede oler el humo de los cigarros y de los recuerdos. El tiempo aquí pasa despacio, aunque tenga la estúpida sensación de que cruzaré esa puerta y todo empezará a girar de nuevo... Sólo que más rápido, el acelerador se dispara y el vértigo es inevitable. Ahora empiezo a escribir otra vez. Y yo te echaba en cara que habías mermado esta capacidad mía. Qué idiota. Siempre ha estado ahí,